martes, 1 de noviembre de 2011

Pero es invierno.

Todo se acaba. Pero algo no suele acabarse antes de empezar. Y, bueno, Noviembre sin ti se me va a hacer largo. Pero por eso estoy empezando a frotarme las manos, para que el frío no me llegue tan de golpe. Mejor ser así de "negativo" y realista, que optimista e ignorante. Es bonito eso de creerse que todos los días ella te recibirá con los brazos abiertos, los labios pintados, y palabras dulces; también que todos los días soleados y calurosos de finales de verano podréis tumbaros a la hierba mientras ves atardecer, y besarla y decirle que la quieres, y hacerla reír. Es demasiado bonito, y hay que irse poniendo a tono con el color del cielo, con el olor de la calle, con los jerseys largos y los días cortos. No pienso parar de sonreír, pero, en el fondo, estaré roto. Te quiero, con todo lo que ello conlleva. Igual hay que esconder tus labios pintados detrás de bufandas, taparte tus piernas interminables con algo más que una falda, y cambiar los días soleados en el campo por noches largas bajo cualquier soportal. Ojalá sea así. Pero las calles están mojadas y huelen a lluvia, y los árboles se empiezan a quedar desnudos y dormidos, y a mí me arrastran las estaciones. Y aunque sale el sol y sigue habiendo olas en la playa, ahora es invierno. Da igual, te quiero. Pero iré haciéndome a la idea de que es invierno, y de que tú...

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