lunes, 30 de enero de 2012

SunConffesional (el monstruo, la oscuridad y el miedo).

Hoy sí que se pone el Sol cuando debe ponerse. Ya vuelvo a la normalidad, boca abajo y borroso es como debe estar todo para que no me encuentre incómodo. Lo de la Navidad no iba por ti, Barchu, iba por Eme y las estrellas. Y es que últimamente pienso mucho y, ¿sabes?, pienso que la regla de imposibilidad del fenómeno sigue vigente sobre mí, allí arriba, donde se mezclan colores y estrellas, y sueños de esos de medio cigarrillo. Y, la verdad, estoy sorprendido, pensé que no haría tanto Sol en invierno, finales de Enero; y llegué a pensar también que no estaría tan confuso por Eme. No es roto (todavía no soy tan accesible), pero sí que siento vacío allí donde dices que algún día habrá algo. Y sí que le tengo miedo a la oscuridad. A eso y a que algún día se me rompa la porcelana de las ilusiones, las idas y venidas, los besos fríos y los abrazos rotos. Estoy pensando en irme una temporada a la orquesta del Titanic, allí donde se ponga el Sol, para darme cuenta de que todo se acaba y que todo empieza cuando menos te lo esperas. Pero vaya espinita. Eme y las estrellas, sí, es eso. Será eso. Fue eso. No sé. Pero gracias por sentarte al ladito del diván de mi conciencia y leerme tan atentamente como me escucharías, estoy seguro. Lo malo es que no sabré pagarte cuando me pases la factura, y no creo que un abrazo  sea suficiente recompensa. Creo, tú dirás.

domingo, 29 de enero de 2012

Foggy day in London, rainy day in my heart(Eme y las estrellas)

Cuesta creer que aún quede algo más que una mirada furtiva, un par de besos si me cruzo contigo, una suerte de abrazo de vez en cuando. Una voz más rota que lo que queda entre tú y yo, así me escucho ahora a mí mismo cuando hablo en bajo de ti con algún amigo volviendo a casa más tarde de las doce. Me pasaste factura a una vida de vicios y altibajos. Pero tarde o temprano tenía que pasar. Ocho veces ninguna, una y por casualidad. Tres semanas que fueron casi seis días, y recogiéndote temprano. Qué suerte, verdad, una maldita suerte del carajo. Será la navidad.

viernes, 27 de enero de 2012

Nineteen ,oh Sue. (una más en la lista de las del loco que sigue siéndolo)

Ella se ponía los zapatos azules para salir, siempre. Nunca hubo alguna vez un par de tacones más bien llevados que los suyos. Bueno, igual si hubo, pero no me fijé. Al fin y al cabo, estaba ella ahí, delante, entre la gente. Y siempre acabábamos igual. La gente mira y escucha, y habla y piensa, y ríe; pero  yo sólo soy uno y no, no tengo paciencia para todos. Bueno, un día menos, queda poco más de un siglo para volver a lo que eras; quedan menos de dos días para que vuelvas a oler ese recuerdo en tu memoria y te borres todos esos esquemas y esas tonterías, y probablemente te digas a ti misma que te equivocaste. No, te equivocas ahora, no antes. Ojala te duermas antes de que empiece a llover, que no te entre la melancolía de las rosas tristes, no empieces a rezar a San Perdón; que no te escuche si lo haces. Este ciego no mira para atrás, estas cenizas no juegan con fuego, en tu cabeza se niega algo que alguna vez podrás.

Uh, me acabo de acordar. Te debo un beso, uno de esos cálidos en la mejilla los días de frío; uno de esos besos que te calan los huesos, uno de esos que te llevan allí lejos, donde la luz del Sol baña el recuerdo del atardecer más bonito del mundo un día que estaba nublado, allí donde te diste cuenta de que yo no era lo mejor, que era el sacrificio necesario, el "héroe" que sueña con serlo desde el callejón sucio de la desesperanza; no estoy diciendo uno más, que fuera el sumando de la izquierda. Te estoy diciendo uno menos.

enfadosdeSolnº2

Es Enero del año ese que te prometí , y algunos matices se me pierden por ahí entre las esquinas. Qué culpa tengo yo de que se te crucen los cables y te vayas cuando todo iba bien, que un día te separes más de lo acordado y salgas del círculo. Que me esquives hasta la mirada. Qué pena de día, antes hacía Sol y ahora frío. Ni bueno ni malo, es solamente incorrecto en mis cálculos aproximados. Cierto que no se me da bien la matemática, pero creí acertar. Y no es así. La cinemática me las está devolviendo poco a poco, me resbalan las palabras de las manos. Y sigues ahí, fuera del círculo que un día trazaste alrededor mía. "Ahora sí que estamos juntos. Nosotros". Aún hoy sigo sin diferenciar si fue mentira, si fue verdad, o si me lo estoy imaginando. Qué pena de día, antes hacía Sol y ahora llueve. Sale a ratos. "La cultura de la mariposa", decías cuando bailabas. Y ves ahora como duele. Hace como un rato que estoy buscando algún rayito que se cuele entre las nubes, que me devuelva la poesía frágil que te cristaliza en la memoria. Alguna estrofa antes de tiempo, fuera del compás, verso desafinado de la rima. Algún amago de beso antes de tiempo, fuera de compás, desafinando con la rima. No se ver eso muy bien. Pero si te dejabas y yo me creía que querías, entonces no querré saber que pasó así. Prefiero recordarte bailando, la cultura de la mariposa, la educación de las hadas.

Vaya pena de día, antes hacía Sol y ahora llueve.

jueves, 26 de enero de 2012

lunes, 23 de enero de 2012

Historia de un marido enamorado.

Un pasito, dos pasitos. No ha salido el sol. Tres pasitos. Empieza a amanecer, la ciudad se despereza con tranquilidad. Cuatro pasitos. No hagas ruido, cierra la puerta detrás tuya. Espera un momento a oscuras, puedes oírla respirar. Cinco. Sube la persiana, tómate tu tiempo. Zas, magia. El Sol entra brillante, dorado y puro, y recorre con parsimonia el camino hasta la cama. Donde está ella. ¿O no?. Pues no. Ya no. Es sólo una cama hecha en una habitación vacía. Antes estaba ella allí, durmiendo tranquila, sin prisas, sin preocupaciones. El colegio está muy lejos, y ella dormía tranquila, su mochilita al lado del paragüero de la entrada, su uniforme pequeñito en la silla enfrente de la cama. Ella, tu princesa, tu cosita. Ya no. ¿Por qué? Cruel destino. Vuelta atrás, un paso, dos pasos, tres, cuatro pasos pesados, pasillo largo, café frío. Frágil, irónico, onírico, se rompió. Ella y su sonrisa, la misma que exhibe en la foto. Pero no era lo mismo. No era tan inmóvil, tan artificial, tras un cristal; no parecía cansada y usada, desde luego que no lo era.

Ella, tu alegría. No hace falta que vuelvas a su habitación, ni a la tuya. Tus arrugas te pesan, y la cama de matrimonio es demasiado grande y está demasiado vacía para ser la cama donde dormías con tu mujer. Ella ya se fue, pero tu nieta... ¿por qué no está? ¿Cuando se fue? ¿Alguna vez llegó a hacerlo?

Maldito alzheimer.

martes, 17 de enero de 2012

enfadosdeSolnº1

Las frases que piensas que tienen sentido dejan de tenerlo cuando te pones a pensar en ellas. Y es verdad, un te quiero es muy fuerte, es algo que marca un punto de inflexión en una conversación. Hombre, cuando se dicen al boleo, sin pensar y por recorrer con los dedos una vez más ese camino de teclas frente a la pantalla, o bien porque se desliza sólo de tu inconsciente, pues no. Pero un te quiero es un te quiero. Y si se dice con completo conocimiento de su significado; y se dice como si lanzaras una flecha, con toda su intención, entonces es algo casi eterno, algo así como un "te quiero ahora, aquí". Y, bueno, estoy seguro de que ése tipo de te quiero no son de los que se malgastan, de los que se usan una y otra vez acompañados de una sonrisa rota y silenciosa, a la espera de un premio.

Creo que hablar de uno mismo no es nada coherente, es más bien aburrido para quien lo lea, y poco instructivo. Incluso no siendo uno mismo, incluso poniéndose bajo la piel de un loco o de un personaje de un pobre elenco. Tampoco creo que aferrarme a la poesía con dedos de falsa modestia sea apropiado para esto, estamos hablando de quien lee. Siento todas las confusiones que he provocado con historias de mentira sobre un yo que no era yo, y una tú que no existe, que está en mi cabeza y sólo ahí, porque es bastante difícil que alguna pueda satisfacer la falta de la no-soledad. No sé si me estoy liando o estoy volviendo a hablar de mí, en ése caso perdón, no pretendo aburrir. Allá vamos:

Pues eso. Las frases son inverosímiles, e incluso vengativas y rencorosas. Quedan en la memoria, en papel, en el aire para cuando se olviden, para regresar y volver a estar ahí, vengándose de aquel ingenuo que las malgastó y las usó como un pañuelo ("usado, se tira"). Pero, aún para volver, viajan, y vuelan lejos, y se repiten en muchos sitios, y ven atardecer cada día una vez más. Ésa es la pequeña lucha diaria de una frase: ver otro atardecer una vez más. Y bueno. Cuando vuelven, caen como una losa. Están ahí, intactas. Todas. Y, bueno, tú me dijiste que me querías. ¿O no?

domingo, 15 de enero de 2012

Chicago? (repetición de la otra vez, o el loco curioso y la curiosa historia del General)

-¿Sabes?, yo sabía tocar el piano.
-No creo. Eres demasiado impulsivo como para darte paciencia. Es imposible. Siempre que empiezas algo...
-Pues si que sabía, me enseñó el General la temporada que estuvo viviendo en casa. Resulta que padre tenía uno acumulando polvo en el desván, y un día lo encontró. A mí siempre me ha apasionado la música, y él tenía mucho tiempo desde que le despidieron del teatro.
-Vaya, eso no lo sabía. ¿De verdad que el General tocaba el piano?
-¡¿Qué!? ¡No has entendido nada de lo que te he dicho! ¡La cosa es que el General actuaba! ¡Es algo increíble!
-P... pues si... si tú lo dices...
-¡Claro! Él siempre tan rígido, tan marcial, tan profesional, tan... ¿General?
-Hombre, a mí me parecería más contrastante que tocara el piano en plan emotivo... él siempre era tan duro, tan frío, tan... ¿General?
-¡No! Él actuaba. ¡Actuaba!-manos a la cabeza.
-Sinceramente, estás loco.
-No, no, por favor. ¿Sabes?, creo que eso de General era porque actuaba, porque ése era su papel. En serio, creo que nunca tuvo que ir a la guerra. Ni siquiera cuando estalló y murió la abuela.
-Ahora que lo dices, es verdad... igual estaba tan metido en su papel...
-Jajaja. Tendría gracia: toda la vida respetando a un mero guión, a un personaje de elenco y traje de carnaval...
-Joder, yo habría querido ir a ver alguna de sus obras.
-Sí, yo también. Estoy seguro de que sería buena. Y de que habría un cocodrilo.

viernes, 13 de enero de 2012

Chicago (otra vez, o el loco confundido pero sincero)

-Quisiera razonar sobre el uso apropiado de los adverbios. En mi familia solíamos hacerlo muy a menudo.
-No jodas.
Mirada Impasible por toda respuesta.
-Me estás tomando el pelo.
-¡Qué va! Nos reuníamos en casa de abuela, la casa grande en el campo, y estábamos días y días dándole vueltas. Estábamos todos, el general, los tíos, mi madre, el artista... estaba hasta la abuela.
-Si era su casa, es lógico.
-Cierto, por otra parte. Nos lo pasábamos pipa. En fin, el caso es que eso dejamos de hacerlo.
-¿Por?
-Porque llegó al guerra. Y murió la abuela.
-Oh, vaya.

martes, 10 de enero de 2012

Puggy (Toronto o el loco inconfundible y más confundido que antes)

A veces te veo en el espejo en que solíamos mirarnos, abrazados, tú delante y yo detrás, los dos con cara de bobos, sonrientes, mirando . Y, sinceramente, no encuentro una sola razón ni un motivo, ni una excusa para todas las que vinieron detrás de eso. Aunque, pensándolo mejor, encuentro más motivos y más causas para que cada mañana dejaras de reflejarte en el espejo, para que te fueras, kaput, finito. Es más, quitando el fantasma del espejo, no me acuerdo de más. Fantasma o espejismo, quién lo supiera. Hay quien dice que pasó de verdad, me niego a creerlo. Sin embargo, ahora estoy bastante mejor, el espejo está colgado por clemencia en el baño, pero me preocupo más por mi reflejo que por las sombras del tuyo

Eso por un lado. Pero la cruz en la moneda la esconde una cara. Quiero decir (quería), que las cosas no salen como planeas, y menos las cosas que planeas salen como tenías pensado. Los planes se improvisan para que salgan, eso es así. Hoy si llueve no se sale (¡que llueva, por favor!), pero da igual, no lloverá. Así que eso te lo dejo a ti, Miss Sadness, ahora tan altiva como te permites serlo; tan triste y arrepentida a veces. Nada que no será algo, mientras aún me queden fuerzas. Ya has movido, has tirado los dados, me toca a mí. Y no soy buen jugador, pero sí soy un tío listo.

Algo es algo.

viernes, 6 de enero de 2012

Yipsilanti (Chicago o el loco inconfundibe pero confundido nº 2)

Indecisión o no. Me he enamorado otra vez, todo se va, todo pasa. Conduje a Chicago, todo se sabe, todo se sabe. Estuvimos muy cercanos al estado, no me importa, no me importa, cometí demasiados errores en mi mente, en mi mente.

Hoy no es el día más indicado para hablar de eso, de que hay veces en las que podría decirte mil cosas y no ser ninguna cierta, no lo llames mentira, llámalo imaginación. Puedo mentirte con las cosas más inverosímiles que pueda llegar a montare en la cabeza,  y tú creerme. Puedo mentirte de la manera más hermosa del mundo y hacer que te enamores, vaya día, ya está pasando otra vez. Puedo, o podría. O pude. O podré. O puedo. No sé, todavía no lo he probado, soy un mentiroso. No, no, perdón, quería decir imaginativo. Bueno, te acabo de demostrar que puedo hacerte creer algo que no es verdad. O sí.

Los locos, los locos. Esos son los que menos me preocupan. Su manera irracional de actuar es siempre la misma, sigue un método, pese a ser irracional. Lo inesperado, a la larga, se vuelve esperado. Por eso no me preocupo demasiado en mí mismo, al final acabaré haciendo algo que sea predecible. Me preocupo, realmente, de los honestos. Honestamente, creo que los honestos son los que, en cualquier momento, pueden cruzar la línea y hacer algo que descuadre a todos, algo deshonesto. No termino de ver el lado bueno del asunto a esto de estar loco, Johan (al fin y al cabo, Jose) cree que es algo bueno, yo no lo dudo pero no acabo de creérmelo. Por eso dejo que esto fluya. Te quiero (entre paréntesis y sin que te des cuenta, con un beso en la mejilla cuando te duermes), pero prefiero contarte más cosas que cosas que sabes de sobra.


miércoles, 4 de enero de 2012

Para, para (paradise o el loco inconfundible pero confundido nº 1)

Cuando sólo era una niña, ella quiso el mundo.
Pero voló lejos, escapó, y a dormir.
Y ella soñó un paraíso.

Bueno, no está mal. Pero  cambiemos el sentido de la historia. Sin embargo, no me gustan los cambios, me desorietan. Un ocho que es un catorce, pero que es un quince. Joder, es irremediable, me pierdo. Los locos bajitos, siempre quise llamara así a una banda. Pero aquí el único loco soy yo, que desvarío y veo el mundo al revés completamente derecho, y de cuclillas mejor que si estoy sentado. Soy una especie de eso, de personaje secundario, siempre ahí, siempre constante, siempre saltando e intentando sonreír. Pero aquí quien manda manda, y mi capitán no me perdonaría que no embarcara hoy también, allá voy señor. ¿Smee es un futbolista? ¿Quién da las ruedas de prensa? ¿No era que Alemania y Kaka`...? Joder, ya estoy otra vez. Me voy a gritar un rato por ahí, a ver si me aclaro. La última vez me puse enfermo en nochevieja, eso es una pista. En fin. Al menos, soy inconfundible, de ello estoy tan seguro como que las carreras me las pego cuando mis treinta (15+15) me necesitan. O necesiten. Quién sabe, este escenario es jodidamente grande y algo peligroso, es cambiante, es misterioso. Y supongo que necesitaréis alguien que conozca esas trampillas, algún loco cuerdo que os lleve entre bastidores. Y ese soy yo.



So you can hurt, hurt me bad...

Ahora sí, ahora si suena una canción que a uno no le gusta y a otro le apasiona. No se, nunca encuentro el punto en común de ambos, a veces creo que soy yo, menos tranquilo que el sabio, más calmado que el portugés. Pero son mis (aunque suene raro), locuras, es mi manera de entender una obra, un papel y una vida que se me ha dado sin aisarme. Pero para entenderla mejor os tengo a vosotros, quién sabe, quizá esté haciendo el gilipollas-suspiro de autocmpasión-, pero sigo diciendo que es bastante más fácil con vosotros. Aunque me desoriente más y más, no necesito brújula. No olvidéis a un viejo león inglés loco de cuclillas del País de Nunca Jamás, y dejadle , al menos, un caramelo debajo de la almohada; seguid haciendo que sueñe este viejo chiflado.

Porfa.











martes, 3 de enero de 2012

... sólo un pasito por delante.

No hables como ellos no lo eres, aunque quisieras. Para ellos sólo eres un bicho raro, como yo. Ahora te necesitan, pero cuando no sea así, te marginarán como a un leproso. Mira su moralidad, su ética es una gran mentira y se olvidan a la primeras de cambio, sólo son tan buenos  como el mundo les permite ser. Ya veras cuando las cosas se tuerzan, esos individuos civilizados se matarán entre ellos.