miércoles, 9 de noviembre de 2011

Me queda la resignación, al menos. Bueno, eso y...

Hay muchas formas de decirte que no mirándote a los ojos. Mientras no te importe a ti ,no me importará a mí. Al menos lo hemos pasado bien. Me has enseñado que puedo ser paciente, y yo te he enseñado que no todos los tíos somos unos cabrones. Te quiero, y te he querido desde hace tiempo, y por todo lo que te quiero, te dejo ir, libre de maletas y de cargas de conciencia. No ha sido otro "caso Masa", tranquila. Me quedaré con tu sonrisa los días fríos, estaré bien, hazme caso. Tan sólo necesito algún tiempo con la imagen que me muestra el espejo. Tengo dudas sobre mí mismo, ¿te lo puedes creer?. En fin, comienzo a desvariar. Te echaré de menos muchas veces, gracias a eso de no echarte de más cuando podría hacerlo. Nunca me ha gustado insistir, y si todavía le sigues queriendo a él, nada podemos hacer. Gracias por todo, ha sido un casi-mes delicioso. No hemos acabado tan mal, al menos, yo no he acabado tan de vacío como otras veces, y creo que tampoco de malo. De hecho, me queda la resignación, una sonrisa gastada pero útil, y unas zapatillas nuevas para recorrer todos los kilómetros que hagan falta para olvidarte, ver que no puedo olvidarte, o encontrarte otro día bajo la lluvia en cualquier ciudad. Te he dejado unas rosas en la cama, dos besos en las mejillas, y una sonrisa que espero que no olvides, esa sonrisa que me sacabas cuando querías, cuando me mirabas, o, simplemente, estabas ahí.

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