miércoles, 28 de septiembre de 2011

Prisas de aeropuerto.

Está bien cambiar de aires de vez en cuando. Necesitaba un lugar lejos, muy lejos, donde oliera a playa e hiciera frío. Un lugar donde dormir mis borracheras en silencio, donde murmurar tu nombre sin que nadie me mirara con cara de asombro y/o decepción. Y aquí sentado, con el susurro constante y rítmico de la marea nocturna, me ha dado por pensar.Creo que no recuerdo el buen día en que te conocí. Buen día, malo o regular, se me pierde entre otras cosas que no vienen al caso. Siempre me gustó el humo de los cigarros, siempre supe que acabaría bebiendo y bebido antes de que la fiesta acabase, y siempre supe que acabaría tatuándome algo tuyo en cualquier parte de mi cuerpo. Así al menos suplo tu ausencia y sufro mis carencias de tu cariño en silencio, como mis ya conocidas borracheras. El otro día, sin ir más lejos, me senté junto a la carretera a ver pasar los coches de largo, para hacerme una idea de cómo tú también pasaste de largo una vez, para recordar a qué huelen los recuerdos apresurados entre maletas recién hechas. Prisas de aeropuerto, París, Roma, desde la otra maldita punta del mundo te mando dos besos fríos y un táper. Me senté allí, tras el quitamiedos, borracho, de noche, para acabar oliendo tus prisas de aeropuerto. Menuda mierda esto de etar sin ti.

Me han perdido las autovías, Pereza no ha dejado de sonar en todo el viaje, me picas demasiado dentro y con demasiada insistencia como para intentar rascarme siquiera. Soy demasiado perro por la noche, se me olvidan las cosas, se me olvida olvidarte, y no lloro por el mero hecho de que no veo necesario llorar porque no estés, al fin y al cabo pasa. Tú princesa, yo sapo, algo no cuadraba. Y forzando las cosas suelen romperse, tú querías volar y un trabajo, yo me conformaba contigo, con poder fumar hasta que me doliera y con una guitarra acústica entre mis manos (eso u otra cosa) para cantarte lo bonita que eres. Pero las prisas de aeropuerto han acabado con mis esperanzas flacas y amarillas, enfermas, y mientras tú te vas a París con amor yo me trago el whisky barato aquí en el balcón, o me intento escapar de un mundo que me tiene agarrado por donde no debería, una rutina que me chupa el alma y unas ganas de comerte insaciables. Vaya puta mierda lo de tus prisas de aeropuerto. Y yo aquí, en la carrete... Joder, otra vez me he saltado la salida que era... a buscar otra puta rotonda...

Como ya he dicho, buscaba un lugar lejos, muy lejos. Y no lo he encontrado. No me ha esperado el otoño, se ha ido con prisas también (o voy muy lento o las cosas me sobrepasan, una de dos), así que aquí estoy, en la terraza de un bar cualquiera de un sitio cualquiera junto a una playa (también cualquiera) que huele a mar, a olas y a frío. Me gusta oler a éso, es mejor que oler tu maldito perfume francés que no se despega del colchón de mi cama. Creo que ya tengo que cambiarlo, me está jodiendo la espalda, o éso o la bebida la cabeza. Otro coñac por favor, de noche refresca y esta terraza está más fría que ver llover desde una ventana sin tener calefacción dentro. Aquí está, otro coñac. No sé cuantos van, no se si es el primero de la noche, el último de la tarde, pero sé que llevo un rato mirando a un punto infinito sin conseguir escribir nada en la libreta amarilla que me he traído, junto a las llaves del Mustang y la tarjeta de crédito, como todo equipaje a éste sitio. Estoy sólo, como un idiota, mirando a la luna, hablándole a ella. Talking to the moon... ¡Eh, ése puede ser un buen título! Vamos a por más...

martes, 27 de septiembre de 2011

Sin cuentagotas, así es mejor.

Confianza teñida de mentira, es un color feo, deberías haber elegido el rojo, me gusta más. No me lo esperaba, no se exactamente si es lo que creo que fue, pero esta zancadilla duele en el alma, pese a no haberme caído. Y no es que haya sido sólo ésta zancadilla. Van varias, parece un puto combate de boxeo, y por lo visto tú y yo vamos ya por el asalto nosecuánto, y sabes que tenemos aguante. Nos damos treguas, eso sí, pero siempre acaba golpeando uno y cubriéndose otro, luego una sonrisa de más y un abrazo de menos y solucionado. Hasta que uno de los dos vuelva a dar. Pero, ¿sabes?, últimamente me estoy cansando ya, y sólo golpeas tú. Me estoy pensando seriamente quitarme los guantes, darte el "título", y tirar la toalla por un caso perdido. Sería más fácil si tú bajaras los brazos, sabes que yo lo haré también, que iré a abrazarte y te escribiré más notas con el alma en la mano. Pero tú decides. Llevo el orgullo cosido a los genes, tú defiendes tu cabezonería a capa y espada, pero sé que podemos dejarlo de lado.


 No es un ultimátum, no quiero que suene a ello , pero tampoco quiero seguir perdiendo el tiempo en asaltos que no van a ningún lado. Y tú seguro que coincides. Al menos, deja de juzgarme con los prejuicios del pasado, basados en un frío lejano ahora, e intenta mirarme como yo te miro a ti: con devoción, respeto, amistad y cariño. No quiero hablar contigo con cuentagotas, teniendo cuidado con todo lo que digo, porque, como en un juicio, puedes utilizarlo en mi contra. Quiero hablar contigo sin tapujos, como antes, contarte verdades y cosas y sentirme aliviado después; y viceversa si es que algún día te apetece hablar de mente de ciencias a mente de ciencias pero ahora mismo en sociales. Vamos, hombre, he dejado muchas cartas a tu razón, pero no me llegan las respuestas. No me jodas ahora que ambos hemos sangrado tanto y sufrido tanto desde nuestra respectiva esquina, y hemos visto sufrir y sangrar al otro, desde su propia esquina. Hagamos que éso haya merecido la pena. Y si no quieres, mira, te pongo la cara, golpéame en el perfil derecho, en el que tantas veces he dado por ti, en el perfil malo. Y acaba por dejarme K.O. de una vez por todas. Prefiero éso a darte un abrazo roto. Que sea por lo menos por los viejos tiempos. He cambiado, todos lo hemos hecho, es parte de la vida, de la adolescencia. Pero no tanto como para que me odies secretamente. Prometo no inmiscuirme en tus asuntos, no leer tus mensajes ni abrir tus cartas, pero al menos, te pido a cambio que bajes los brazos. Sabes que lo haré. Sabes que lo haré...

sábado, 24 de septiembre de 2011

juro más de todo lo que puedas respirar


Estaba yo sólo, pensando una canción para escribirte y no me sale. Estaba yo sólo,sentado, tratando de entonar, pero es complicado afinar cuando llevas unos cuantos tragos de Bourbon. Aparte, quería aclararte que no es un vicio, es una ayuda para superar la rutina. Una rutina que huele a nueva, recién estrenada, y que me queda grande sin ti. Me tienes loco, es la única  conclusión que he sacado después de días pensando en tus ojos. Ahora huele a tarde, otra vez tarde, tarde para decírtelo a la cara. Otra vez me dejas en la puerta con el traje de graduación mojado y una flor que se muere a cada minuto que pasa en mi mano. Bueno, al menos lo intenté. Acuérdate de ésa frase, me la oirás decir mucho cuando te vea o estés cerca. Quizás más veces escritas. Es una mentira para mí mismo, una trampa para mi memoria. No soy bueno mintiendo, pero sé maquillar una verdad, y puedo hacer la vista gorda por el momento. Aunque sea sólo por unas horas, unso días, unos meses que se me claven en lo más hondo, puedo esperar y fingir. Pero no siempre. En fin, mientras encuentro el tope de mi paciencia, volveré a lo mío. A escribirte canciones que no me salen. Tiraré más a menudo al suelo el cenicero, y me comeré las ganas de comerte.


jueves, 22 de septiembre de 2011

Fishblowin´

Esta noche, hora actual 1:34, estaba yo pensando. Fisblowing, mejor dicho. Pezglobobeando.


Pocas personas leen ésto. Y con ésto me refiero a mi humilde blog. Estoy demasiado seguro (algo que no es bueno), que si escribiera una crítica completamente dañina hacia X persona, ésa X persona no llegaría jamás a leerla, a menos que X pajarito le dijera algo. Siempre hay pájaros en el cielo, lo ven todo.Bueno, algunos sencillamente tiene buena vista para lo que les interesa. En fin, me desvío, desvarío y me pierdo. Esta prosa ligera llena de adverbios y aclaraciones no tiene seguidores fieles, estoy seguro. Pero sí que hay aproximaciones. Una muy cercana al 100%, y eres tú, querida Leyre. Quería hacerte honor con algo sencillo, ya tú sabes que soy de los que creen que lo mundano es casi irrelevante en ciertos temas como éste tan noble de una pluma y un papel (o un teclado); bueno, a lo que iba. Tú, pequeña musa, me hinchas de inspiración cuando menos tengo. Lo bueno es que lo haces casi involuntariamente (creo). Hay días que tus ojos cambiantes me chispean en las pupilas, y tu sonrisa me guiña el ojo, y ésos días creo que merece la pena sonreír, porque es cierto que cuesta madrugar pero que ver salir el sol es recompensa de sobra. Entiéndeme. Hablando de esto, creo que todavía no me has inspirado en algo más serio, algo de concurso. Quiero decir que Cóss no tiene estrellas ni hora donde quedar contigo; ni mi yo neoyorquino tiene cigarrillos que fumarse para ocultar el olor de tu perfume. Y quiero dejártelo como asignatura pendiente, querida sirena. Cántame al oído;)

domingo, 18 de septiembre de 2011

mintamos a medias.

Escribí mil cosas que pudiera hacer antes de que se me olvidaran a base de años de esfuerzos sin recompensa, a base de sudor y lágrimas sin pañuelos para secarlos, de inviernos pasando frío bajo las mantas lejos de ti. Y es cierto, las escribí. Una de ellas era no permitirme a mí mismo volver a pensar en ti. La otra, volver a amarte todo lo que no pude amarte la primera vez, en cuanto tuviera oportunidad.

Lo malo de ésa lista es que tiene el título de sueños imposibles. A los superhéroes también les está permitido llorar, derrumbarse, sufrir. Y yo no soy Superman. Si lo fuera, sabes lo que haría. Lo primero, comprarme una capa roja, siempre me han gustado. Lo segundo, lo sabes de sobra. Pero como he dicho, no soy Superman, y por eso sufro en silencio detrás de máscaras hechas a medida, y me dedico a escribirte cartas que nunca leerás. Me siento débil, frágil, cuando sólo me miras. No puedo decirte nada más. Mi lista de sueños imposibles (más que imposibles, irreales) seguirá intacta, éso te lo prometo. Al fin y al cabo, es lo único que me queda de ti que no pueden quitarme las mentes mezquinas y envidiosas. O quizás sí, pero no quiero arriesgarme. Y mientras eso ocurre, mintámonos a medias. Tú dime que me quieres y yo te diré que te creo, o que llegué a olvidarte.

sábado, 17 de septiembre de 2011

y trato de arrancarme una palabra, pero me canso y me cuelgo

Cuando reconocí tu cara entre la multitud me quedé un rato quieto, en el sitio. Lo primero era que no sabía si eras de verdad tú. Lo segundo era que no estaba yo como para ir y saludarte, darte dos besos y decirte algo ingenioso para captar tu atención. Así que me quedé mirándote quieto, en el sitio, como un gilipollas. El cubata se me enfrió más entre los dedos, y tiré el cigarrillo porque se consumió solo y me quemó un poco. La verdad, no sé que me pasó. Estabas tan... cerca. Pero a la vez, tan lejos. Así que, tras un rato de silenciosa reflexión oliendo a Negrita, guié torpemente mis pasos a casa; una excusa, ningún motivo en especial, tú.


jueves, 15 de septiembre de 2011

I´ve never wanted let you go. But you did.

Me olvidé el corazón, 
en algún lugar que no recuerdo ahora mismo.
Y jugué a ser astronauta,
sin conocer más estrellas que tus ojos.
Y claro, caí.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

mi corazón, ardía como el Windsor.

Bueno, lo de los castillos en el aire sigue en mi vida, indeleble como de costumbre. Otro acaba de salir volando. Lo llevo construyendo meses, y al acabarlo, antes de intentar inaugurarlo, se ha ido más allá de donde me alcanza la vista. O quizás es que no quiero mirar hacia donde se va. Será éso. Pues nada.

Otra vez suena Pereza en mi habitación, mientras fumo. "La seda se convierte en papel de fumar", dice una canción. Éso me da una idea. A partir de ahora todos mis sueños los apuntaré en pequeños trozos de papel. Y, cómo en este caso, si fallan, me los fumaré. Creo que es la mejor solución. Así por lo menos me entretendré  mirando como el humo de mis sueños se funde con el azul del cielo. Y tendré una pequeña esperanza guardada bajo llave en la zona más surrealista, estúpida y abandonada de mi "limpia" mente: la esperanza de que, como un ave fénix, ésos sueños revivan de sus cenizas.

Pero vamos, que ni de coña. A veces se me embota la cabeza de tanto humo y empiezo a decir gilipolleces. Pero al menos, éso no me falla. A fumar se ha dicho.

lunes, 12 de septiembre de 2011

fliying castles#

Soy el mejor constructor de castillos en el aire. Tengo muchos flotando por ahí, como globos. Los construí, y una vez construidos, nunca me atreví a subirme. O me subí y me caí. O ni siquiera lo pensé. El caso es que siempre acabo en tierra, sentado en el césped, arrancando hierba, impotente, mientras veo cómo se alejan. Cada uno de ellos me pesa como una piedra en el corazón, y la cosa es que ya van muchos, demasiados. Nunca he intentado, y sé que no podré, asimilar que volaron más allá del horizonte y que no volverán. Los trenes pueden pasar dos veces por la misma estación, pero las corrientes de aire dudo que me ayuden esta vez.

No quiero dejar de construirlos, son sueños, ilusiones, algo abstracto que se vuelve más complicado cuando más piensas en ello. Son, además algo frágil. Muy frágil. Son mi 11-S, mis twin towers a punto de derrumbarse. La miss-europa que nunca fue coronada y que me prometió besos y cartas de amor qe nunca llegaron. Cada castillo me quema el alma poco a poco, a fuego lento, y yo atado, sin poder evitarlo. Y, pese a todo, les tengo cariño.

Y, por más que pienso, veo que  tampoco quiero pedir ayuda a la gente, qué podrán pensar de mí. Por favor, castillos en el aire, qué tontería...

miércoles, 7 de septiembre de 2011

pero, al menos, de cuerpo entero

Un rayito de sol se cuela por la persiana rota, y te da en los ojos. Arrugas la cara, y cierras los ojos, llevándote las manos a la cabeza, y maldiciendo hasta en hebreo. La resaca no jode. "Lo que jode es el puto dolor de cabeza, algo muy diferente", piensas. Así que te levantas del suelo, coges la colilla que hay medio apagada en la mesa y le pegas una calada. La boca te sabe a sangre y a alcohol, y sonríes sin saber por qué. El dolor de cabeza s tan fuerte que ya no sabes ni dónde estás. Miras alrededor y ves bastante desordenado la habitación de motel barato de carretera. "¡Ah, coño!", recuerdas con una sonrisa pícara hasta en los ojos. Pero éso no te preocupa ahora mismo. Vas al baño, si es que puede llamarse baño un cuartito sucio y mal iluminado por un fluorescente viejo, y te miras en el espejo. Te ves sucio, cansado y hasta  despeinado, pero, al menos, de cuerpo entero. Éso es lo importante. Te limpias los tejanos y te pasa la mano por el pelo descuidado. No tienes tiempo para hacerte un tupé, porque el servicio de habitaciones va a subir a ordenar la tuya y no te apetece un (o mejor dicho, otro) juicio por daños en un establecimiento, así que coges la chaqueta, te desordenas el pelo, y dejas unos pocos billetes sobre una mesita que no está sucia, o al menos, no tanto. Bajas rápido y sales por una puerta trasera de cara al desierto, y a tu coche. Y antes de hacer contacto y salir de allí a escape, te guiña un ojo el pintalabios corrido de una camarera joven y bien puesta que acaba de bajar con el pelo despeinado de la habitación. Feel like Mick Jagger.


martes, 6 de septiembre de 2011

son carnavales en la frente equivocada (carta a una vieja conocida)

No hay quien lo entienda. Te pasa de repente, me niego a creer que sean las hormonas, ni la atracción que ejerce sobre ti la luna. Es irreal que sin previo aviso, pases de mucho a nada conmigo. Es, desgraciadamente, pasotismo en toda su definición. Y aún así, sigo sin entender las razones. Porque no me cabe en la cabeza. Quizás fui yo, que construyo castillos en el aire demasiado pronto. Son carnavales en la frente equivocada, será éso. Ya decía yo que en los términos de "amigos" mentimos más de lo que acordamos. Y no sé decirte quién mintió más. Luego la palabra tabú no es la correcta y pones cara de sorpresa cuando las escuchas, pero creo vislumbrar algo de hipocresía en éso. Y lo lamento.

Perdón si te he hecho perder el tiempo, Miss Europa.


"Entierras tus sueños, pasas las páginas; guarda el silencio, o tu dinero, para cosas trágicas."

sábado, 3 de septiembre de 2011

el caso es que suena tan bien...

Llegó septiembre.
Es una frase que repito casi incesantemente. Ha llegado lentamente, sin que nadie le hubiera llamado, sin que nadie le esperara. Pero aquí está él,  para romper el hechizo de felicidad del verano, para quebrar los débiles rayos del sol entre las nubes, para vestir de viejas a las hojas de los árboles y hacer que se caigan, para que alfombren las calles. Para que recordemos a un viejo enemigo que se acerca a cada hora que pasa, la rutina; para que quede menos para que volvamos andando al instituto casi metódicamente, como antes; para ir sacando del fondo del armario las sudaderas, las bufandas, las amistades inservibles hundidas en un mar de plata vieja.


Y yo, mientras Septiembre va dejando las maletas en el vestíbulo, sigo aquí sentado, incapaz de hacer nada frente a una ventana de cristal que me ahoga, pues por mucho que transluzca el cristal, sigue siendo una ventana cerrada. Desde aquí veo llover, el cielo está gris oscuro, casi negro, pese a ser las siete y poco de la tarde. Y la lluvia me hipnotiza, me susurra al oído que el parqué esta frío como para bailar descalzo en él. Y yo me sigo repitiendo a mí mismo: "Llegó Septiembre". Y aunque éso me duela por dentro, creo que no hago nada para evitarlo. Porque el caso es que suena tan bien...