martes, 6 de diciembre de 2011

Close enough

Nunca caminarás sólo. Al menos, siempre tendrás a tu sombra pegada a los pies. Nunca echaré de menos San Francisco o Nueva York porque nunca he estado, y jamás me quemará tu recuerdo porque nunca llegué a tenerte. Llámalo como quieras, dale nombres de esos tuyos tan enrevesados: paso del tiempo, caída de hojas, madurez. La cosa es que las noches han cambiado y ahora las estrellas brillan sin necesidad de que estén tus ojos detrás de toda causa y efecto. El frío y el invierno son preciosos, y creo que hemos llegado al tope de tus sentimientos con fecha de caducidad. No malgastaré más palabras de las necesarias para decirte que ya está, que me olvides. Porque si a ti te va a doler más el orgullo que las heridas, dame por desaparecido, missing. Será mejor que empieces a creer todas las cartas en las que te dije que me iba a ir.

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