miércoles, 7 de septiembre de 2011

pero, al menos, de cuerpo entero

Un rayito de sol se cuela por la persiana rota, y te da en los ojos. Arrugas la cara, y cierras los ojos, llevándote las manos a la cabeza, y maldiciendo hasta en hebreo. La resaca no jode. "Lo que jode es el puto dolor de cabeza, algo muy diferente", piensas. Así que te levantas del suelo, coges la colilla que hay medio apagada en la mesa y le pegas una calada. La boca te sabe a sangre y a alcohol, y sonríes sin saber por qué. El dolor de cabeza s tan fuerte que ya no sabes ni dónde estás. Miras alrededor y ves bastante desordenado la habitación de motel barato de carretera. "¡Ah, coño!", recuerdas con una sonrisa pícara hasta en los ojos. Pero éso no te preocupa ahora mismo. Vas al baño, si es que puede llamarse baño un cuartito sucio y mal iluminado por un fluorescente viejo, y te miras en el espejo. Te ves sucio, cansado y hasta  despeinado, pero, al menos, de cuerpo entero. Éso es lo importante. Te limpias los tejanos y te pasa la mano por el pelo descuidado. No tienes tiempo para hacerte un tupé, porque el servicio de habitaciones va a subir a ordenar la tuya y no te apetece un (o mejor dicho, otro) juicio por daños en un establecimiento, así que coges la chaqueta, te desordenas el pelo, y dejas unos pocos billetes sobre una mesita que no está sucia, o al menos, no tanto. Bajas rápido y sales por una puerta trasera de cara al desierto, y a tu coche. Y antes de hacer contacto y salir de allí a escape, te guiña un ojo el pintalabios corrido de una camarera joven y bien puesta que acaba de bajar con el pelo despeinado de la habitación. Feel like Mick Jagger.


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